Mi bebé y yo el día de su nacimiento. |
Mi historia
comienza en el 2012 con el nacimiento de mi primer hijo, quien había sido un
milagro de Dios, pues me habían dicho que no podría concebir debido a una
enfermedad llamada endometriosis que me hizo perder uno de mis ovarios y parte
del otro en el 2005. Sin embargo Dios
tenía un plan para mí, me casé en el 2009 y tanto mi esposo como yo jamás perdimos
la esperanza que ocurriera un milagro, sin embargo llegó el punto en que nos
“resignamos” y fue cuando salí embarazada, la noticia fue una sorpresa y mi
ginecólogo no podía llevarme el control de mi primer embarazo pues había
enfermado, así que fui con la ginecóloga que le atendió el embarazo a una
prima, desde el principio yo quería parir y le fui clara a la doctora a lo que
ella me dijo: “Bueno ya veremos, si no
es un embarazo de riesgo parirás”, todo fue bien con mi embarazo, sin embargo
ya cuando tenía 35 semanas le mandó a madurar los pulmones a mi bebé, según
ella porque el bebé podía nacer prematuro, yo no entendía muy bien la situación
,pero creí en su palabra, ella sabía lo que hacía, luego me mandó a tomar unas
vitaminas para que el bebé fuera más gordo y absorbiera todo mejor, cosa que
pensé “Yo no quiero que sea un niño gordo, porque luego ¿cómo podré parirlo?”,
así que sólo me tomaba mi hierro, ácido fólico y calcio, pero ya a la semana 36
me dijo: “Este bebé debe nacer por
cesárea, no podrás parirlo, es demasiado grande y tú no tienes pelvis buena
para parir”, yo insistí y ella me mandó a hacer una pelvimetría en esa semana,
lo cual hice y aún así me dijo que debía ser cesárea, que yo no contaba con
buena pelvis para parir, yo me llené de muchísima tristeza, por un lado pensé
“Mira el lado positivo, no tendrás dolores de parto” pero por otro pensaba: “No
podré vivir esta experiencia que tanto deseo vivir”.
Llegó la semana 37 de mi embarazo y sentí que
botaba un moco blanco así que me asusté pues mi cuñada y mi suegra me dijeron
que eso significaba que estaba ya en labor de parto, yo les creí, y mi esposo y
yo fuimos a las 10 de la noche a la clínica, el doctor de turno dijo: “Apenas
estás comenzando tu trabajo de parto, si quieres yo te lo atiendo pero no me
hago responsable”, esas palabras “No me hago responsable” hicieron que mi
esposo llamara a la doctora que me había visto el embarazo, quien llegó en
seguida, me hizo un “tacto” (sólo introdujo uno solo de sus dedos como para
fingir que hacía un tacto) y me dijo:
“Vamos a la cesárea, no estás lista y no tienes pelvis, el niño te
reventaría, no podrás lograrlo”, yo le creí ciegamente, me entristecé, así que
sucedió la cesarea, para resumir debo decirles que mi vida peligró, perdí mucha
sangre (yo soy o R H negativo, un tipo de sangre difícil de conseguir), no sólo
eso sino que sufrí depresión post parto, y mi recuperación fue sumamente lenta,
sin añadir que fue muy difícil amamantar a mi bebé pues la leche no me bajaba,
aunque no me rendí y pude amamantarlo (hasta los 2 años y medio). Mi primer hijo peso 3 kilos 100 gramos y
midió 51 cm.
MI SEGUNDO
EMBARAZO.
Con mi segundo embarazo pensé: “Esta vez
será diferente” pero los médicos con los que consultaba me decían que ellos no
se arriesgarían a hacerme un parto natural luego de una cesárea, que era
sumamente peligroso, que podía abrirse la anterior cicatriz, así que me fui
haciendo a la idea de aceptar la segunda cesárea pero les confieso que muy
dentro de mi corazón yo deseaba parir a mi segundo hijo pues la cesárea había
sido traumática para mí, por otro lado una parte de mí sentía miedo al recordar
las palabras de aquella doctora “No tienes pelvis para parir, no podrás, te
reventará”.
EL MOMENTO DE LA
VERDAD
Llegué a la semana 36, me hice el último
perinatal para ver cómo estaba el bebé, salía que sus pulmones estaban
inmaduros y su intestino también, así que al ir al médico me dijo “Bueno el
niño tiene buen peso, hagamos la cesárea para la próxima semana”, yo me alarme
y dije: “Pero doctor acá dice que el niño está muy inmaduro, con 37 semanas no
se puede, yo averigüé y lo apropiado es 38 semanas más 4 días, ¿por qué quiere
hacer la cesárea ya?” a lo que me respondió: “Es que yo debo viajar en tal
fecha y no podría atenderte”, mi esposo y yo nos vimos las caras y le
dije: “No tenemos problema en esperarlo,
hagamos la cesárea más adelante”, entonces él aceptó, sin embargo yo quedé con
la duda si mi bebé estaría bien o no, me sentí tan desesperada que comenté el
asunto a varias amigas que hice en esta página de LA CRIANZA CON APEGO ES MI
FORMA DE CAMBIAR AL MUNDO, semanas antes había escrito a la moderadora de
sentirme sola, pues había tenido una amenaza de aborto en el 5to mes por un
accidente en un transporte público y sentía que mis amigas me habían dejado sola
por mi manera de criar a mi hijo, entonces varias mamás se hicieron amigas mías
y me alentaron, la moderadora (Janeth Ivimas) también estuvo muy pendiente de
mí en ese tiempo y gracias a ellas pude desahogarme y comentarles lo que me
sucedía, una mamá me dijo “Pide otra opinión médica”, “Vamos, ten ánimo, cambia
de médico y busca otra opinión”, esas palabras me animaron y le comenté a
Janeth lo que me sucedía, ella buscó sus contactos y logró dar con una doctora
en mi ciudad PROPARTO, la doctora HEIDY CORRO, quien trabajaba en conjunto con
la doctora ADRIANA HONG, pues mi esposo decidió apoyarme y llamamos,
concertamos cita, se les consiguió gracias a Rina Rebolledo.
LA DOCTORA
PROPARTO
Era mi semana 37
de embarazo, y fuimos a la cita con la doctora Heidy Corro, la secretaria nos
dijo: La doctora no va a recibir tu caso pues ya tiene 37 semanas, le mandé un
mensaje a Janeth la moderadora de esta
página diciéndole lo sucedido, estaba a punto de levantarme, triste, había
visto fotos de mujeres pariendo en una cartelera y sentía que mi sueño se iba
lejos, lloré, entonces Janeth me dice en un mensaje: “No te muevas de allí,
háblale con el corazón, explica tu caso”.
Así que insistimos y nos atendió, ella al principio nos regañó, se veía
una doctora muy fuerte de carácter, nos preguntó el por qué cambiamos a última
hora de médico, yo le explique todo lo antes expuesto y le dije que mi mayor
preocupación era mi bebé, no quería que naciera antes de tiempo, ni en la
semana que no correspondiera, y le conté toda mi historia, que estaba de
acuerdo con la cesárea cuando esta era para salvar vidas, pero yo sentía que
podía haber una esperanza pues había oído de mujeres que parieron después de
una cesárea, ella siguió regañándonos porque mi esposo y yo habíamos esperados
mucho tiempo, mi embarazo estaba ya muy avanzado, así que mi esposo le dijo:
“Asumimos toda la responsabilidad, pero ahora necesitamos su opinión para ver
si nuestro hijo debe nacer o esperar más a su tiempo para estar maduro, y saber
con exactitud si estamos en la semana correcta o no”, la doctora nos vio de
otra manera, así como con ternura, notó que no era capricho, sino que estábamos
angustiados por nuestro bebé, así que me dijo: Te haré un tacto y si eres de
pelvis pequeña de una vez te diré que no pariras, después de una cesarea si se
puede parir, hay riesgo que la herida anterior se abra, a mí no me ha sucedido
con ninguna de mis anteriores pacientes para ello debo siempre preparar el
quirófano en caso de emergencia que se abra la herida, si te arriesgas
correrías bajo tu responsabilidad y me tendrías que firmar un papel, así que
decidí dejar que me hiciera un tacto a ver si coincidía con la anterior
doctora. Cuando me hizo el tacto me dijo
“Que buena pelvis para parir, es bien amplia, de hecho ya se está preparando
para el parto, me gusta esta pelvis, podría trabajar bien tu parto”, mi esposo
y yo no podíamos creerlo pues habíamos vivido casi 3 años creyendo lo que la
anterior doctora nos había dicho, vimos que había sido una mentira, todo estaba
programado para que nos hicieran la primera cesárea, esta otra doctora nos
estaba abriendo los ojos.
“Tienen mucho que pensar, mañana me dicen, y
ustedes verán, tendrán que firmarme un papel ya que yo no controlé este
embarazo”. Así fue, le conté emocionada
a Janeth y ambas nos alegramos mucho de tener la oportunidad, la semana 38
estuve leyendo para informarme un poco sobre la labor de parto pues no había
hecho ningún curso y quedaba de mi cuenta informarme. A la semana 39 la doctora me vio por 3ra vez
y me dijo el 2 de Septiembre de este 2015 “Este parto es para el fin de semana,
o quizás para mañana en la tarde, el bebé ya está en 3 kilos casi 200 gramos”,
un buen peso y sus pulmones e intestino ya están bien, así que yo me alegre por
mi bebé.
LABOR DE PARTO
Ese 2 de
septiembre de este 2015 llegué a casa sintiéndome mal, muy mal, había tenido
dos noches sin dormir bien, y esta vez luego de ir a la doctora me preguntaba
por qué me habría dicho que tardaría más tiempo, si yo sentía ya mucha
incomodidad, le pedí a mi madre se llevara a mi hijo, pues el niño estaba
nervioso viéndome quejar de dolor, mi esposo llegó a casa y llamó a la doctora
para decirle que yo sentía mucho dolor, pero como ella me había visto en la
mañana me dijo: “Dile que debe controlar el dolor, que si no puede con esto no
podrá cuando dilate por el trabajo de parto”, entonces yo decía “Wow, creo que
no fui hecha para parir entonces porque este dolor es muy fuerte, no quiero
imaginar cuando vaya a parir”, así que llamamos a Janeth, quien contestó muy
amablemente a las 7 de la noche más o menos, ella nos dio algunas instrucciones
pero cuando mi esposo le dijo que yo no podía estar quieta ella dijo algo que
lo hizo pensar: “Si ella no puede estar tranquila creo que ya empezó trabajo de
parto por lo que tú me cuentas”, yo seguía mal pero como no sabíamos llevar las
contracciones pues no sabíamos si era el momento de ir al hospital, no
queríamos que nos sucediera como con el primer niño que fuimos antes de tiempo
y nos metieron de una vez al quirófano, entonces le dije a mi esposo: “amor no aguanto este dolor, la doctora dice
que aún esto no es labor de parto así que no podré aguantar, lamentablemente
tendrán que hacerme una cesárea pues este dolor es muy fuerte y no podré
aguantar esto hasta el fin de semana, creo que fracasé, llévame a la clínica”.
Entonces empecé a sentir al bebé mover y mover su cabeza y a empujar, cabe
destacar que mi esposo le había dicho a mi bebé una y otra vez “Antes que nos
pongan fecha precisa para una cesárea yo te avisaré un día antes para que
nazcas y te vengas hijo”, yo me reía pero creo que el niño si había entendido
todo bien, ya había oído a la doctora y él decidió venirse antes. Entonces se intensificó el dolor de la
dilatación en mi espalda y vagina, sentía un enorme alivio al agacharme, hasta
que sentí que el bebé empujaba más fue cuando grité: EL BEBÉ QUIERE NACER MI
AMOR, SACAMEEEEEE, SACAMEEE A LA CLNINICAAAAA, mi esposo como loco llamó un
taxi, el cual tardó unos 15 minutos quizás, yo me puse sólo un short y una
blusa y chancletas, no me importó salir como una loca, había estado sangrando
un poquito, manchaba, entonces le dije al bebé, “Hijo, no estoy en la clínica,
yo te aviso al llegar, por favor ayúdame”, se tranquilizó, pero seguía
doliendo, llegó el taxi y creí que pariría allí, estuve a punto de quitarme las
pantaletas y el short, así que llegamos a las 9: 30 de la noche a la puerta de
la clínica, el doctor de guardia me vio y me dijo “Estás en 7 de dilatación, ya
se siente la cabeza de tu bebé” yo me emocioné, me pasaron al cuarto de partos,
muy hermoso por cierto, la doctora llegó a los 5 minutos o menos, y llegó con
una actitud muy hermosa, recuerdo que hizo un brinquito y aplaudió y dijo:
“Llegó el momento” y nos sonrió.
Allí estaba yo, sin poder creer que pariría,
pero como era una novata y no sabía NADA, pues gritaba cosa que me corrigió la
doctora y pude aprender a llevar la respiración y a controlar mejor el dolor,
fue más sencillo así, llegó junto a la doctora Heidy la doctora Adriana, y la
doctora Claudia que era la pediatra que estaría pendiente al nacer el bebé.
EL NACIMIENTO
Me costó coronar porque no sabía pujar de
forma larga pero ya al tener al bebé más cerca me pasaron a la bañera junto a
mi esposo, yo no había llevado ropa de baño ni mi esposo tampoco, ellas
amablemente me hicieron un top para los senos con tela de ropa clínica, y a mi
esposo le dieron un pantalón de ropa clínica, entró conmigo en la bañera, y
entonces respiré y me concentré en el bebé, antes de entrar le dije: “Bebé ya
debes nacer, ayúdame” fue cuando sentí que él tuvo más actividad y empezó a
empujar su cabecita, la doctora Heidy y la doctora Adriana me daban ánimo, eran
dos ángeles a mi lado, la doctora Claudia también me sonreía y me decía “Tú
puedes”, mi esposo estaba conmigo, entonces la doctora Heidy me dijo esto:
“Recuerdas que me dijiste que este era tu sueño, no es el mío, es tu sueño, tu
viniste por tu sueño, ¡Vamos Lili que este parto es nuestro!” (Dijo así porque
ella sabía que yo había investigado en la página www.elpartoesnuestro.es sobre
los partos luego de la cesarea) ella me dijo: “Tú si puedes parir”, me llene de
fortaleza con esas palabras y dije en mi mente:
“Si, este es mi gran sueño, es mi parto, yo soy tu mamá hijito, mamá
puede”, yo puje, al tercer pujo pude concentrarme y hacerlo largo y sentí su
manito derecha salir, eso me llenó de alegría, las dotocras me decían asómate y
mira lo que hiciste, pero yo no quería aún mirar y desconcentrarme, seguí con
el pujo y luego salió todo como un tapón disparado, mi esposo lo atrapó en el
agua, ambos no podíamos creer que nuestro sueño se había hecho realidad,
recordaba las palabras de Janeth cuando me dijo: “Parir es un momento íntimo,
no avisen a nadie que los ponga nerviosos, es como la culminación de haber
hecho el amor al traer a ese bebé al mundo”, y entonces no avisamos a nadie que
esa noche nos íbamos de emergencia, no avisamos y apagamos celulares, decidimos
vivir nuestro momento sin que nadie nos pusiera nerviosos. Habíamos logrado nuestro sueño. Lo pusieron
en mi pecho y mi esposo pudo cortar el cordón umbilical, luego salió la placenta,
yo estaba viviendo un momento maravilloso, indescriptible, no puedo describir
la inmensa dicha de haber logrado parir a mi hijo, lejos quedaban esas amenazas
de “No puedes por esto”, “No puedes por aquello”, la verdad había salido a la
luz, si podía y no me había dejado robar mi parto, mi hijo peso 3 kilos 885
gramos, cosa que nos sorprendió pues la pediatra dijo a la doctora Heidy, “Mira
Heidy pesó más de lo esperado”, a lo que ella me dijo sonriendo: “Menos mal que
no podías parir no?”, había pesado mucho más que mi primer hijo. Al pasarme a la camilla llamé a mi madre,
quien me había apoyado en mi decisión de parir, de hecho nos prestó el dinero a
mi esposo y a mí para pagar la clínica pues no contábamos con el dinero en ese
momento y gracias a Dios en menos de una semana pudimos pagarle gracias a un
dinero que la empresa le dio a mi esposo.
Hable con Janet, le di la noticia en la madrugada,
creo que debo agradecer a todos estos “ángeles” que Dios puso en mi camino, no
habrá día que no agradezca a Dios por las doctoras Heidy, Adriana y Claudia,
también por Janeth en esto, públicamente te doy las gracias porque fuiste un
inmenso apoyo para mí, no hay noche que mi esposo y yo no pidamos a Dios por tu
vida y para que te siga usando ayudando a otras mujeres, eres un instrumento de
Dios, así que te animo a que sigas adelante con tu página, gracias a ti también
hice buenas amigas en esta página que me dieron apoyo emocional cuando más sola
me sentí.
Finalmente quiero decir que en mi país
Venezuela no hay una cultura de parto, que hay médicos que por querer cobrar
más de una vez engañan como pasó conmigo, por eso deben indagar bien y buscar una opinión
profesional, hay pocas clínicas que respetan el parto natural, pero si las hay. Y a las que han tenido cesare ay quieren
parir les digo que si se puede. NO HAY
NADA IMPOSIBLE PARA DIOS, agradezco a Dios por darme la fe y las personas que
puso en mi camino para traer a mi hijo por un parto respetado. Sé cuándo sufre una mujer con una cesárea y
cuando sufre pariendo, ambas experiencias las llevo en mi corazón y
objetivamente puedo decir que mejor es parir si la vida de la madre y la del
bebé no peligran, amo a mis dos hijos por igual, pero de haber tenido
suficiente información no me habría dejado robar mi primer parto por esa
doctora. Sin embargo puedo decir que en
ambas experiencias tuve la inmensa dicha de ser recompensada con mis niños, y
cualquier sacrificio es poco para ver el inmenso regalo de la mirada tierna de
tu hijo.
Lili Fagundez.
Amiga como puedo contactar con la doctora Heydy?
ResponderEliminarHola, anda a la clínica santa maría en san Blas, ella ve todas las mañana de lunes a viernes
EliminarBuenas mami me paso igual que a ti solo que yo llegue a tener muchas contracciones y la dra. No quiso hacerme si no cesarea y deseo un parto vaginal con mi segundo bebé. Me podrías decir donde ve la dra. y si es con cita o por orden de llegada? Ya que no deseo mi bebe nazca prematuro con toda la situación actual del país y tener problemas de lactancia además que mi primer bebé y mi esposo me necesitan y no deseo pasar de nuevo por la recuperación de una cesarea. Agradecida de ante mano y muy buen Block mi correo mariao73@gmail.com
ResponderEliminarHola, anda a la clínica santa maría en san Blas, ella ve todas las mañana de lunes a viernes
Eliminarsabes que estoy en la misa situación qque tú, sólo con unas semanas menos, precisamente con ella quiero ir porque el dr que me está controlando el embarazo se va de vacacione sy yo no quiero adelantar tanto el parto, tampoco quiero más cesáreas, mi recuperación fue muy dolorosa, sufrí depresión post parto y me costó un poco amamantar. espero esta semana poder ir y espero me de buenas noticias en mi caso. Gracias por tu testimonio, me llena de esperanza y confianza. Un abrazo.
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