Eva fue mi segundo embarazo, había perdido antes un bebé, me
hicieron el legrado sin anestesia para luego enterarme que no era necesario,
nos pidieron esperar unos meses para “intentarlo” de nuevo y yo no quise, Elvis
estaba asustado pero siempre me apoya en mis “Locuras” .
Llegamos a cesárea engañados y confiando ambos en la Doctora
que nos trataba. El día pautado, aún no queríamos saber el sexo, (el primer
dolor de cabeza que dimos a la familia y entorno, pobres, no sabían lo que
venía) entré a quirófano con dos nombres: Eva Daniela y Daniel Alejandro.
Hay maltratos tan sutiles que no los sientes, sobre todo si
vienes de una infancia maltratada, te dicen (y te crees) que todo es por “tu
propio bien”.
Mientras operaban, dentro de mi cabeza empezó un pitido
terrible, yo casi no podía hablar, me dolía y les decía:
Mi cabeza, mi cabeeeezzzzaaa…..
Escuché a la Doc decir que me pusieran algo, no recuerdo qué
y se me empezó a quitar el pitido, pero sentía mucho sueño.
Sacan a Eva, me la muestran cual pedacito de carne y recuerdo
muy vagamente y con mucho dolor cuando la Pediatra me increpaba:
Mírala, mírala, es una niiiiiiiiiiñaaaaaaaaaa!!!!!!
Que la mires chica… ayyyy, no, tú como que querías varón!!!!!
A ver, si eres personal de salud, debes saber que yo estaba
DROGADA, que no estaba en mi y no podía ni articular palabra.
Que se supone iba a hacer estando semiinconsciente?
Saltar?
Cuando me desperté, me traen a Eva, ya le habían dado
solución glucosada, fórmula, bañado y todo lo que hacen “por protocolo”. Sin
embargo, Eva se pegó al seno de manera perfecta, ayudada por mi prima Milagros,
pero lloraba mucho en la noche.
Entra de nuevo la señora Pediatra, me exprime el pezón como
si fuera un limón y sentencia:
Tú no tienes leche, hay que darle esta fórmula, tantas onzas
cada tantas horas.
Yo miraba a Eva y no sentía ese amor desbordante que se
supone debía sentir y aparte una tremenda culpa por ello, sin embargo la
amamantaba y eso fue sanando todo.
Luego, cuando te adentras en este mundo del embarazo y parto,
entiendes por qué no sentía ese amor:
Me habían cortado para sacarla.
Me maltrataron verbalmente metiéndome la culpa por no saltar
de emoción al nacer Eva.
Se la habían llevado.
Me le entregan horas después sin su olor natural.
Maltratan mi cuerpo exprimiéndome y sentenciándome.
Todo era automatizado sin ni siquiera verme la cara.
Luego tuve depresión post parto, sin poder hablarlo con nadie
por temor a que me medicaran y quitaran a Eva, de eso les hablaré un día.
No se dejen engañar, busquen, investiguen, hablen y no se
confíen por mucho que sus Doctores les parezcan (como a nosotros) las personas
más amables de mundo, pero hacen legrados sin anestesia y cesáreas por
comodidad sin pensar (y creo sin saber) las consecuencias que puede tener el
vínculo entre madre e hijo.
Todo lo vivido me hace intentar estar siempre lo más
disponible para las madres que asisto, para las familias que se me cruzan
porque me veo en cada una de ellas y porque ayudándolas me ayudo y por supuesto
porque me gusta lo que hago.
Quizá un día no haya que alardear de una "Semana del
Parto Respetado" porque el respeto será inherente y no habrá que pedirlo.
Quizá solo se hablara de parto y ya.
Janeth Ivimas
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