miércoles, 26 de febrero de 2014

Los padres conscientes.

por Aletha Solter, Ph.D.

Los padres conscientes satisfacen las necesidades de contacto físico de sus niños y saben que no los van "estropear" o a "malcriar" de esta manera.

Los padres conscientes aceptan toda la gama de emociones de sus hijos y los escuchan sin juzgarlos, permitiendo las expresiones de sus sentimientos. Se dan cuenta de que no pueden prevenir toda la tristeza, la rabia o la frustración de sus hijos, y no intentan parar las manifestaciones de sus sensaciones dolorosas, expresadas a través del llanto o las rabietas.

Los padres conscientes ofrecen el estímulo apropiado en función de la edad de sus hijos, y confían en la habilidad de sus hijos para aprender a su manera y a su propio ritmo. No intentan apresurar a sus hijos rápidamente hacia nuevas etapas en su desarrollo.

Los padres conscientes ofrecen motivación a sus hijos para que aprendan nuevas habilidades, pero no juzgan sus logros con críticas o "alabanzas evaluativas".

Los padres conscientes pasan tiempo todos los días con sus hijos, dándoles su completa atención. Durante este tiempo especial y cualitativo, observan, escuchan, responden, y participan en el juego de sus hijos (cuando son invitados), pero evitan dirigir sus actividades.

Los padres conscientes protegen a sus hijos contra los peligros, pero no intentan prevenir todos los errores, problemas, o conflictos de sus hijos.

Los padres conscientes animan a sus hijos a resolver sus problemas de forma autónoma y les ayudan solamente cuando están necesitados. No solucionan los problemas de sus hijos para su propia satisfacción.

Los padres conscientes fijan fronteras y límites razonables, dirigen suavemente a sus hijos hacia comportamientos aceptables, y consideran las necesidades de todos cuando solucionan un conflicto. No controlan a sus hijos con sobornos, recompensas, amenazas, o castigo de ninguna clase.

Los padres conscientes saben cuidar de sí mismos, y son honestos con sus propias necesidades y sentimientos. No se sacrifican hasta el punto volverse resentidos.

Los padres conscientes se esfuerzan en darse cuenta de las maneras en las cuales su propio dolor de la niñez interfiere con su capacidad para ser buenos padres, y hacen esfuerzos conscientes para evitar pasar sus propias desdichas a sus hijos.

martes, 25 de febrero de 2014

Unas Palabras desde y para el Pueblo Venezolano... y del Mundo!




Papás y Mamás: 
Recuerden que están siendo un modelo a seguir (En todos los sentidos) para sus hij@s. 
El nivel de tolerancia y respeto para con el prójimo que ustedes manifiesten será el mismo que ellos manifestarán mañana para con quienes les rodeen en la vida. 
Llenarse de odio y deseos de venganza no solo los perjudica a ustedes, sino que contamina el ambiente emocional de sus respectivos hogares, y por ende de sus familias. Y ni hablar del País y del Mundo entero.
Ojo, no hablo de evadir o esconder lo que se siente, sino de escoger (De forma consciente) qué frecuencia de energía permitiremos que pase a través de nosotros y de nuestro entorno directo.
Ustedes son Libros abiertos (Literalmente) para sus hijos, por lo que de nada sirve que traten de mantener la compostura frente a ellos, si se han permitido estar contaminados de las energías negativas de la que les hablo.
Respeto la opinión y la postura de cada quien, y como la mayoría de ustedes solo deseo la justicia y la paz. 
Pero para lograr ambas, se necesita (De hecho es indispensable) estar libre de Ira y de ceguera emocional. 
Como siempre, mis palabras no son más que una sugerencia y un desahogo (Muy necesario en estos momentos). Pero están guiadas por mi enorme deseo de proteger a todos nuestros niños de esas viejas y odiadas mañas, que no nos han traído más que problemas, conflictos, desavenencias y muerte a lo largo de nuestra historia.
Nuestro País y nuestro Mundo necesitan, sí, una corrección y un camino distinto al precipicio por el que nuestras propias pasiones y mezquindades nos han llevado. 
Pero deseando muertes, aplaudiendo la destrucción y ensalzando al violento no hacemos más que proyectar nuestras más terribles sombras, en aquello que llamamos "el enemigo" solo porque no concuerda con nuestra forma de pensar, o porque sencillamente nos desagrada.
¿Esa es la forma en que queremos enseñar a nuestros hijos, y a los niños que nos están observando a arreglar las diferencias y los problemas? 
Yo creo (O mejor dicho, espero) que no.
No me hagan caso literal, por favor... reflexionen al respecto. 
No se los pido... se los suplico!

Atte. Elvis Canino

martes, 4 de febrero de 2014

Llantos, rabietas, cuidado emocional en los niños.

Uno de los mayores temores de los padres de niños pequeños cuando empiezan a manifestar los berrinches es pensar en la adolescencia (muchos dicen que si hace eso ahora como será más adelante) y uno de los mayores errores es al no conocer las diferentes etapas evolutivas de la infancia, pensar que se debe  poner "mano dura" para frenar las emociones del niño. Esto es un error común,ya que no sabemos que los niños pequeños no tienen manera de manifestarnos verbalmente sus enojos por mucho que ya hablen ya que el lado emocional prima en ellos, por eso nos manifiestan su descontento con gritos, llantos, rabietas, pegando y hasta mordiscos. Si como adultos nosotros muchas veces no sabemos gestionar nuestros enfados, cómo pretendemos que lo haga un pequeño de pocos años de vida? 
Además de como sus padres y/o cuidadores cercanos gestionen y acompañen el malestar del pequeño, de esa manera ellos aprenden a resolver más adelante lo que se les presente en la vida. Los padres tenemos tanto miedo a "malcriar" a nuestros hijos, cuando "malcriar" es criar mal, con golpes, gritos, humillaciones y la amenaza que perderá el amor de sus padres. Los niños pequeños no tienen la capacidad de "manipular" a quienes están a cargo de él, los niños pequeños son pura emoción e inocencia, si los adultos no entendemos las razones de ellos, somos nosotros quienes les cambiamos su manera de ser, diciéndoles y  haciéndoles saber que no son dignos del amor de sus padres, instaurando en ellos el miedo con el siguiente paso de "debo hacer lo que los demás quieren para ser querido"
Y no hablo de dejarles hacer lo que les da la gana, sabemos que si agarran un cuchillo hay que quitárselos, tampoco les vamos a dejar tomar lejía o cruzar solos la calle, se trata de acompañarles en el mal momento que ELLOS están pasando así para nosotros la pelota extraviada no signifique nada.
Si el niño pega o muerde se le debe explicar que está haciendo daño a la otra persona, y decirle que es válido estar enojado pero sin hacerle daño a nadie, que puede golpear o morder una almohada por ejemplo y así desfogar su enojo. También sirve poner palabras al enojo que siente para que así el vaya aprendiendo a reconocer esas emociones y así manejarlas de otra manera. No debemos responder a su enojo con gritos, castigos o minimizando su sentir, se le debe acompañar, explicar e intentar entenderlo, recordando que de nosotros aprenden conductas. Nadie dice que tenemos que ser perfectos y padres de "revista" que nunca gritan, pero una cosa es un grito que se escapa que gritar a diario, jamás se debe golpear a los niños.
Cuando los padres trabajan fuera de casa el niño probablemente manifestará su descontento con más llanto y más peticiones, él sólo quiere saber que sus padres siguen allí, que están aún, que no le abandonan, pero encima de todo llegamos cansados, estresados, con nuestros respectivos malestares emocionales no teniendo de donde sacar la paciencia necesaria para contener a nuestro pequeño.
Si hacemos un alto, mirando más allá del llanto, si vemos los ojos de nuestros pequeños podemos ver que de verdad sufre, que no nos quiere amargar la vida, que somos lo que más quiere, que somos sus héroes y su mundo, entonces que le ignoremos, peguemos, castiguemos o mandemos al rincón de pensar destroza su alma infantil. Muchas veces los cambios de rutina los confunden y pueden tener cambios de conductas como empezar a pegar, arañar, golpear o lanzas cosas, allí debemos tener paciencia y recordar la máxima: "como gestionemos los inconvenientes, así lo harán ellos a medida que crezcan"

Busquemos mejorar nosotros como personas, indagando hondo, puede resultar doloroso pero en la medida que nuestras cargas sean sean más livianas, en esa medida tendremos mejores herramientas para seguir criando y educando desde el respeto a la infancia.

No olvidemos que de como gestionemos en la infancia los problemas cotidianos, los llantos, rabietas y malestares, de esa manera los niños lo harán más adelante.
¿Porqué no intentamos permanecer a su lado mientras pasa ese mal momento, mientras son más pequeños más necesitan que les ayudemos a saber que estaremos allí por ellos, no para que nos complazcan con "buenos comportamientos", hay campañas hasta en la calle para regalar abrazos gratis, porqué no abrazamos más a nuestros hijos y les hacemos saber que todo pasa y que estaremos allí?

Janeth Ivimas

Enlace interesante cuando llegan hermanitos 

domingo, 2 de febrero de 2014

Dulces y niños.


Yo tuve este inconveniente, allí fui inflexible, se lo dañino del azúcar para el organismo, fueron dos años de luchas constantes. Si los niños no conocen en sus primeros años lo dulce, ( y no tienen necesidad de conocerlo, se distraen con cosas tan sencillas y es en los primeros años donde se forma la base de la buena alimentación) su paladar se acostumbra a la comida sana, después de los dos años se les puede dar de vez en cuando, pero tú, no todo el mundo, (nunca acepté que conocidos o desconocidos le dieran dulces, cuando estaba pequeña y los tomaba en la mano apenas podía los botaba, caramelos era lo que más le daban) un helado o galletas, y así vas viendo que le das y que no, pero tú. Si llevas un buen sistema de alimentación, pasados los 4 años tendrán un paladar que difícilmente acepte sabores dulces en exceso, así hice con mi hija y ya no acepta tantas cosas dulces, se empalaga y lo deja, pero no fue fácil, yo no di mi brazo a torcer, hoy día los abuelos y amigos le llevan frutas de todo tipo porque saben que a ella le encanta y cuando se les "escapa" un dulce ella lo prueba y lo devuelve, antes de  sus 5 años le llevaba frutos secos y fruta a los cumpleaños, ya después de esta edad le dejo que pruebe, pero como dije, se termina empalagando y no lo come todo. Los niños necesitan comidas sanas, no dulces.
Janeth Ivimas