miércoles, 28 de octubre de 2015

Miradas de amor que valoro tanto!!!

Hace 13 años tuve a Mateito que nació enfermito, solo pude darle de mamar unas horas hasta que se detectó lo que tenía, yo no podía amamantarlo por qué él no tenía fuerzas para hacerlo y tuvo que ser internado. 
Durante los primeros 17 días apenas podía entrar a verlo en aquel hospital sucio y con olor a muerte para mí y aunque trataba de sacarme leche casi no había pues no tenía el estímulo y la angustia y frustración de la circunstancias no me ayudaban en absoluto. 
Cuando regresamos a la casa recuerdo que como él no debía forzarse al succionar por su condición una vecina tenía un recién nacido también así que se lo llevaba para que lo amamante por qué con ella el no debía hacer casi esfuerzo pues de sus pechos rebozaba aquel manantial blanco! 
Yo tenía 18 años y jamás había leído sobre las bondades de la leche materna en cuestión de salud para un bebe, pero yo sentía mucho dolor e impotencia por no tener leche, por él simple hecho de esta mirada de saciedad que dice mil cosas sin decir absolutamente nada! Aunque lo alimentaba por sonda que va directo a la pancita de igual forma yo siempre le daba de mis senos pero casi no había nada, mis pechos estaban prácticamente vacíos, estaban secos. Hoy tengo aún el recuerdo de esa mirada. Él vivió casi 6 meses pero tengo esta imagen sigue viva en mi mente y corazón! Recuerdo esto hoy por qué cuando veo asi a mi niña Amber mirándome así y alimentándose de mi, soy la mujer más dichosa del mundo, pues estos momentos son únicos e inigualables!
El mensaje que quiero dar es que no les importe el tiempo que les lleve, ni el dolor que les dé en los pechos los primeros días, no dejen de intentar, pues hay madres que quisieran con todo su corazón poder dar el seno a sus hijos sin poder hacerlo. Háganlo por ellas, por sus bebés háganlo por sobre todo por ustedes mismas y verán pronto esa primera dificultad como algo muy lejano cuando por fin puedan está así, con la sangre de su sangre mirándote fijamente a los ojos emborrachaba de tanto amor!
Hoy eso es una gran enseñanza para mí, que me gustaría poder compartir con las madres y padres para animarlos a seguir con su lactancia exclusiva o no, para que vivan este momento mágico, para que no escuchen a nadie y hagan lo que su corazón les diga, por qué aparte de dar vida están dando amor!
Y un agradecimiento público a  Nathalia Britez por qué aunque hayan pasado un montón de años te recuerdo siempre con tanto cariño y te digo GRACIAS por haber alimentado a mi niño, sé que solo un corazón noble como el tuyo pudo hacer semejante acto de amor! Y sé que él te lo agradece desde el cielo! Dios te bendiga!
Yeyni Ortiz

#‎AmberAlheli día 232

viernes, 16 de octubre de 2015

Vencer el cáncer y amamantar con un solo pecho.

Durante el embarazo en los controles me detectaron una pelotitas en el pecho y siguieron haciendo estudios hasta llegar al resultado de cáncer de mama.
 Como el tumor crecía rápido decidieron operarme y esto era una mastectomia total ya que no había otra opción. Todo  fue muy rápido y si bien como toda operación conlleva riesgos sólo que en mi caso mi beba corría peligro. Lo que los médicos en ese momento me decían era que debía pensar en mi salud ya que yo tenía dos hijos más aparte del que venía en camino. Fue una dura decisión que tuvimos que afrontar con mi pareja ya que esperábamos que todo salga bien pero al mismo tiempo sabíamos el riesgo que corría nuestra beba.

Una vez operada gracias a Dios y al apoyo de mi familia amigos y a los médicos pude seguir adelante con mi embarazo. Que llegó a término. Durante este periodo tuve chequeos continuos y apoyo médico constante.

Ya cuando nació mi gordita que por cierto fue por cesárea ya que debido a la operación de la mama no podía hacer fuerza. Tuve complicaciones y si bien mi beba nació bien la que estaba mal era yo así que recién me la dejaron ver al segundo día de nacida. Nunca estuve de acuerdo con eso pero bueno desde mi cama no podía hacer otra cosa.
Los doctores al principio me insistían que era conveniente no darle el pecho a la bebé porque no creían que podría producir suficiente. Insistieron tanto!! hasta me regalaban la leche maternizada.

Pero gracias a Dios encontré una pediatra que en su juventud paso la misma enfermedad que yo y me ánimo a amamantar a demanda a mi beba. Pero como ella estaba acostumbrada a la mamadera me costo muchísimo q ella pudiese succionar bien de mi pecho pero con mucha paciencia y empeño y apoyo de mi pareja y muchas noches y días sin descansar lo logramos y a pesar de mis tratamientos y medicamentos también.

Por último lo que yo les diría a las mamas que pasan por alguna enfermedad y quieren amantar es decirle que es lo mejor q se puede hacer por nuestros hijos. Que nuestro cuerpo es sabio y produce el alimento para nuestros bebes. No les voy a negar que es difícil y cansado pero con esfuerzo y sobretodo apoyo de la familia se puede.
A Matías el varón lo amante hasta los 8 meses porque era joven y pensaba que tenía poca leche y estaba muy desinformada sobre la lactancia exclusiva. Con Mia la segunda de dos años amante 1 año y medio ya que por mi enfermedad no pude continuar ahora a veces toma porque ve a la beba tomar así que se turnan.
Estoy orgullosa porque los tres están muy sanos y también practicamos colecho con las más pequeña y a veces los finde mi hijo mayor también se suma a la cama familiar
A pesar de mis miedos pude amamantarla con el un único pecho que me quedó. Me costo un poco que ella dependa sólo de su chichi pero lo logre y en los controles con su pediatra ya recibí una felicitación ya q mi pequeña esta creciendo súper bien y su peso es ideal para su edad. Las palabras de la pediatra me llenaron el alma y me dieron cierta satisfacción y orgullo porque a pesar de todas las dificultades y sobretodo de esta enfermedad aún puedo amantar a mi beba. Así que sólo animar a las mamas que si yo pude amantar todas pueden y se siente orgullo y felicidad. Besos y gracias por todos sus consejos que siempre me ayudan.


Tengo 32 años y los niños de las fotos son mis hijos.
Daniela Toconas.

jueves, 1 de octubre de 2015

Mi parto luego de una cesárea.

Mi bebé y yo el día de su nacimiento.
Mi historia comienza en el 2012 con el nacimiento de mi primer hijo, quien había sido un milagro de Dios, pues me habían dicho que no podría concebir debido a una enfermedad llamada endometriosis que me hizo perder uno de mis ovarios y parte del otro en el 2005.  Sin embargo Dios tenía un plan para mí, me casé en el 2009 y tanto mi esposo como yo jamás perdimos la esperanza que ocurriera un milagro, sin embargo llegó el punto en que nos “resignamos” y fue cuando salí embarazada, la noticia fue una sorpresa y mi ginecólogo no podía llevarme el control de mi primer embarazo pues había enfermado, así que fui con la ginecóloga que le atendió el embarazo a una prima, desde el principio yo quería parir y le fui clara a la doctora a lo que ella me dijo:  “Bueno ya veremos, si no es un embarazo de riesgo parirás”, todo fue bien con mi embarazo, sin embargo ya cuando tenía 35 semanas le mandó a madurar los pulmones a mi bebé, según ella porque el bebé podía nacer prematuro, yo no entendía muy bien la situación ,pero creí en su palabra, ella sabía lo que hacía, luego me mandó a tomar unas vitaminas para que el bebé fuera más gordo y absorbiera todo mejor, cosa que pensé “Yo no quiero que sea un niño gordo, porque luego ¿cómo podré parirlo?”, así que sólo me tomaba mi hierro, ácido fólico y calcio, pero ya a la semana 36 me dijo:  “Este bebé debe nacer por cesárea, no podrás parirlo, es demasiado grande y tú no tienes pelvis buena para parir”, yo insistí y ella me mandó a hacer una pelvimetría en esa semana, lo cual hice y aún así me dijo que debía ser cesárea, que yo no contaba con buena pelvis para parir, yo me llené de muchísima tristeza, por un lado pensé “Mira el lado positivo, no tendrás dolores de parto” pero por otro pensaba: “No podré vivir esta experiencia que tanto deseo vivir”.
  Llegó la semana 37 de mi embarazo y sentí que botaba un moco blanco así que me asusté pues mi cuñada y mi suegra me dijeron que eso significaba que estaba ya en labor de parto, yo les creí, y mi esposo y yo fuimos a las 10 de la noche a la clínica, el doctor de turno dijo: “Apenas estás comenzando tu trabajo de parto, si quieres yo te lo atiendo pero no me hago responsable”, esas palabras “No me hago responsable” hicieron que mi esposo llamara a la doctora que me había visto el embarazo, quien llegó en seguida, me hizo un “tacto” (sólo introdujo uno solo de sus dedos como para fingir que hacía un tacto) y me dijo:  “Vamos a la cesárea, no estás lista y no tienes pelvis, el niño te reventaría, no podrás lograrlo”, yo le creí ciegamente, me entristecé, así que sucedió la cesarea, para resumir debo decirles que mi vida peligró, perdí mucha sangre (yo soy o R H negativo, un tipo de sangre difícil de conseguir), no sólo eso sino que sufrí depresión post parto, y mi recuperación fue sumamente lenta, sin añadir que fue muy difícil amamantar a mi bebé pues la leche no me bajaba, aunque no me rendí y pude amamantarlo (hasta los 2 años y medio).  Mi primer hijo peso 3 kilos 100 gramos y midió 51 cm.

MI SEGUNDO EMBARAZO.
   Con mi segundo embarazo pensé: “Esta vez será diferente” pero los médicos con los que consultaba me decían que ellos no se arriesgarían a hacerme un parto natural luego de una cesárea, que era sumamente peligroso, que podía abrirse la anterior cicatriz, así que me fui haciendo a la idea de aceptar la segunda cesárea pero les confieso que muy dentro de mi corazón yo deseaba parir a mi segundo hijo pues la cesárea había sido traumática para mí, por otro lado una parte de mí sentía miedo al recordar las palabras de aquella doctora “No tienes pelvis para parir, no podrás, te reventará”. 

EL MOMENTO DE LA VERDAD
  Llegué a la semana 36, me hice el último perinatal para ver cómo estaba el bebé, salía que sus pulmones estaban inmaduros y su intestino también, así que al ir al médico me dijo “Bueno el niño tiene buen peso, hagamos la cesárea para la próxima semana”, yo me alarme y dije: “Pero doctor acá dice que el niño está muy inmaduro, con 37 semanas no se puede, yo averigüé y lo apropiado es 38 semanas más 4 días, ¿por qué quiere hacer la cesárea ya?” a lo que me respondió: “Es que yo debo viajar en tal fecha y no podría atenderte”, mi esposo y yo nos vimos las caras y le dije:  “No tenemos problema en esperarlo, hagamos la cesárea más adelante”, entonces él aceptó, sin embargo yo quedé con la duda si mi bebé estaría bien o no, me sentí tan desesperada que comenté el asunto a varias amigas que hice en esta página de LA CRIANZA CON APEGO ES MI FORMA DE CAMBIAR AL MUNDO, semanas antes había escrito a la moderadora de sentirme sola, pues había tenido una amenaza de aborto en el 5to mes por un accidente en un transporte público y sentía que mis amigas me habían dejado sola por mi manera de criar a mi hijo, entonces varias mamás se hicieron amigas mías y me alentaron, la moderadora (Janeth Ivimas) también estuvo muy pendiente de mí en ese tiempo y gracias a ellas pude desahogarme y comentarles lo que me sucedía, una mamá me dijo “Pide otra opinión médica”, “Vamos, ten ánimo, cambia de médico y busca otra opinión”, esas palabras me animaron y le comenté a Janeth lo que me sucedía, ella buscó sus contactos y logró dar con una doctora en mi ciudad PROPARTO, la doctora HEIDY CORRO, quien trabajaba en conjunto con la doctora ADRIANA HONG, pues mi esposo decidió apoyarme y llamamos, concertamos cita, se les consiguió gracias a Rina Rebolledo.
LA DOCTORA PROPARTO
Era mi semana 37 de embarazo, y fuimos a la cita con la doctora Heidy Corro, la secretaria nos dijo: La doctora no va a recibir tu caso pues ya tiene 37 semanas, le mandé un mensaje a  Janeth la moderadora de esta página diciéndole lo sucedido, estaba a punto de levantarme, triste, había visto fotos de mujeres pariendo en una cartelera y sentía que mi sueño se iba lejos, lloré, entonces Janeth me dice en un mensaje: “No te muevas de allí, háblale con el corazón, explica tu caso”.  Así que insistimos y nos atendió, ella al principio nos regañó, se veía una doctora muy fuerte de carácter, nos preguntó el por qué cambiamos a última hora de médico, yo le explique todo lo antes expuesto y le dije que mi mayor preocupación era mi bebé, no quería que naciera antes de tiempo, ni en la semana que no correspondiera, y le conté toda mi historia, que estaba de acuerdo con la cesárea cuando esta era para salvar vidas, pero yo sentía que podía haber una esperanza pues había oído de mujeres que parieron después de una cesárea, ella siguió regañándonos porque mi esposo y yo habíamos esperados mucho tiempo, mi embarazo estaba ya muy avanzado, así que mi esposo le dijo: “Asumimos toda la responsabilidad, pero ahora necesitamos su opinión para ver si nuestro hijo debe nacer o esperar más a su tiempo para estar maduro, y saber con exactitud si estamos en la semana correcta o no”, la doctora nos vio de otra manera, así como con ternura, notó que no era capricho, sino que estábamos angustiados por nuestro bebé, así que me dijo: Te haré un tacto y si eres de pelvis pequeña de una vez te diré que no pariras, después de una cesarea si se puede parir, hay riesgo que la herida anterior se abra, a mí no me ha sucedido con ninguna de mis anteriores pacientes para ello debo siempre preparar el quirófano en caso de emergencia que se abra la herida, si te arriesgas correrías bajo tu responsabilidad y me tendrías que firmar un papel, así que decidí dejar que me hiciera un tacto a ver si coincidía con la anterior doctora.  Cuando me hizo el tacto me dijo “Que buena pelvis para parir, es bien amplia, de hecho ya se está preparando para el parto, me gusta esta pelvis, podría trabajar bien tu parto”, mi esposo y yo no podíamos creerlo pues habíamos vivido casi 3 años creyendo lo que la anterior doctora nos había dicho, vimos que había sido una mentira, todo estaba programado para que nos hicieran la primera cesárea, esta otra doctora nos estaba abriendo los ojos. 
   “Tienen mucho que pensar, mañana me dicen, y ustedes verán, tendrán que firmarme un papel ya que yo no controlé este embarazo”.  Así fue, le conté emocionada a Janeth y ambas nos alegramos mucho de tener la oportunidad, la semana 38 estuve leyendo para informarme un poco sobre la labor de parto pues no había hecho ningún curso y quedaba de mi cuenta informarme.  A la semana 39 la doctora me vio por 3ra vez y me dijo el 2 de Septiembre de este 2015 “Este parto es para el fin de semana, o quizás para mañana en la tarde, el bebé ya está en 3 kilos casi 200 gramos”, un buen peso y sus pulmones e intestino ya están bien, así que yo me alegre por mi bebé.  

 LABOR DE PARTO
Ese 2 de septiembre de este 2015 llegué a casa sintiéndome mal, muy mal, había tenido dos noches sin dormir bien, y esta vez luego de ir a la doctora me preguntaba por qué me habría dicho que tardaría más tiempo, si yo sentía ya mucha incomodidad, le pedí a mi madre se llevara a mi hijo, pues el niño estaba nervioso viéndome quejar de dolor, mi esposo llegó a casa y llamó a la doctora para decirle que yo sentía mucho dolor, pero como ella me había visto en la mañana me dijo: “Dile que debe controlar el dolor, que si no puede con esto no podrá cuando dilate por el trabajo de parto”, entonces yo decía “Wow, creo que no fui hecha para parir entonces porque este dolor es muy fuerte, no quiero imaginar cuando vaya a parir”, así que llamamos a Janeth, quien contestó muy amablemente a las 7 de la noche más o menos, ella nos dio algunas instrucciones pero cuando mi esposo le dijo que yo no podía estar quieta ella dijo algo que lo hizo pensar: “Si ella no puede estar tranquila creo que ya empezó trabajo de parto por lo que tú me cuentas”, yo seguía mal pero como no sabíamos llevar las contracciones pues no sabíamos si era el momento de ir al hospital, no queríamos que nos sucediera como con el primer niño que fuimos antes de tiempo y nos metieron de una vez al quirófano, entonces le dije a mi esposo:  “amor no aguanto este dolor, la doctora dice que aún esto no es labor de parto así que no podré aguantar, lamentablemente tendrán que hacerme una cesárea pues este dolor es muy fuerte y no podré aguantar esto hasta el fin de semana, creo que fracasé, llévame a la clínica”. Entonces empecé a sentir al bebé mover y mover su cabeza y a empujar, cabe destacar que mi esposo le había dicho a mi bebé una y otra vez “Antes que nos pongan fecha precisa para una cesárea yo te avisaré un día antes para que nazcas y te vengas hijo”, yo me reía pero creo que el niño si había entendido todo bien, ya había oído a la doctora y él decidió venirse antes.  Entonces se intensificó el dolor de la dilatación en mi espalda y vagina, sentía un enorme alivio al agacharme, hasta que sentí que el bebé empujaba más fue cuando grité: EL BEBÉ QUIERE NACER MI AMOR, SACAMEEEEEE, SACAMEEE A LA CLNINICAAAAA, mi esposo como loco llamó un taxi, el cual tardó unos 15 minutos quizás, yo me puse sólo un short y una blusa y chancletas, no me importó salir como una loca, había estado sangrando un poquito, manchaba, entonces le dije al bebé, “Hijo, no estoy en la clínica, yo te aviso al llegar, por favor ayúdame”, se tranquilizó, pero seguía doliendo, llegó el taxi y creí que pariría allí, estuve a punto de quitarme las pantaletas y el short, así que llegamos a las 9: 30 de la noche a la puerta de la clínica, el doctor de guardia me vio y me dijo “Estás en 7 de dilatación, ya se siente la cabeza de tu bebé” yo me emocioné, me pasaron al cuarto de partos, muy hermoso por cierto, la doctora llegó a los 5 minutos o menos, y llegó con una actitud muy hermosa, recuerdo que hizo un brinquito y aplaudió y dijo: “Llegó el momento” y nos sonrió.

   Allí estaba yo, sin poder creer que pariría, pero como era una novata y no sabía NADA, pues gritaba cosa que me corrigió la doctora y pude aprender a llevar la respiración y a controlar mejor el dolor, fue más sencillo así, llegó junto a la doctora Heidy la doctora Adriana, y la doctora Claudia que era la pediatra que estaría pendiente al nacer el bebé.

EL NACIMIENTO

   Me costó coronar porque no sabía pujar de forma larga pero ya al tener al bebé más cerca me pasaron a la bañera junto a mi esposo, yo no había llevado ropa de baño ni mi esposo tampoco, ellas amablemente me hicieron un top para los senos con tela de ropa clínica, y a mi esposo le dieron un pantalón de ropa clínica, entró conmigo en la bañera, y entonces respiré y me concentré en el bebé, antes de entrar le dije: “Bebé ya debes nacer, ayúdame” fue cuando sentí que él tuvo más actividad y empezó a empujar su cabecita, la doctora Heidy y la doctora Adriana me daban ánimo, eran dos ángeles a mi lado, la doctora Claudia también me sonreía y me decía “Tú puedes”, mi esposo estaba conmigo, entonces la doctora Heidy me dijo esto: “Recuerdas que me dijiste que este era tu sueño, no es el mío, es tu sueño, tu viniste por tu sueño, ¡Vamos Lili que este parto es nuestro!” (Dijo así porque ella sabía que yo había investigado en la página www.elpartoesnuestro.es sobre los partos luego de la cesarea) ella me dijo: “Tú si puedes parir”, me llene de fortaleza con esas palabras y dije en mi mente:  “Si, este es mi gran sueño, es mi parto, yo soy tu mamá hijito, mamá puede”, yo puje, al tercer pujo pude concentrarme y hacerlo largo y sentí su manito derecha salir, eso me llenó de alegría, las dotocras me decían asómate y mira lo que hiciste, pero yo no quería aún mirar y desconcentrarme, seguí con el pujo y luego salió todo como un tapón disparado, mi esposo lo atrapó en el agua, ambos no podíamos creer que nuestro sueño se había hecho realidad, recordaba las palabras de Janeth cuando me dijo: “Parir es un momento íntimo, no avisen a nadie que los ponga nerviosos, es como la culminación de haber hecho el amor al traer a ese bebé al mundo”, y entonces no avisamos a nadie que esa noche nos íbamos de emergencia, no avisamos y apagamos celulares, decidimos vivir nuestro momento sin que nadie nos pusiera nerviosos.  Habíamos logrado nuestro sueño. Lo pusieron en mi pecho y mi esposo pudo cortar el cordón umbilical, luego salió la placenta, yo estaba viviendo un momento maravilloso, indescriptible, no puedo describir la inmensa dicha de haber logrado parir a mi hijo, lejos quedaban esas amenazas de “No puedes por esto”, “No puedes por aquello”, la verdad había salido a la luz, si podía y no me había dejado robar mi parto, mi hijo peso 3 kilos 885 gramos, cosa que nos sorprendió pues la pediatra dijo a la doctora Heidy, “Mira Heidy pesó más de lo esperado”, a lo que ella me dijo sonriendo: “Menos mal que no podías parir no?”, había pesado mucho más que mi primer hijo.  Al pasarme a la camilla llamé a mi madre, quien me había apoyado en mi decisión de parir, de hecho nos prestó el dinero a mi esposo y a mí para pagar la clínica pues no contábamos con el dinero en ese momento y gracias a Dios en menos de una semana pudimos pagarle gracias a un dinero que la empresa le dio a mi esposo.

   Hable con Janet, le di la noticia en la madrugada, creo que debo agradecer a todos estos “ángeles” que Dios puso en mi camino, no habrá día que no agradezca a Dios por las doctoras Heidy, Adriana y Claudia, también por Janeth en esto, públicamente te doy las gracias porque fuiste un inmenso apoyo para mí, no hay noche que mi esposo y yo no pidamos a Dios por tu vida y para que te siga usando ayudando a otras mujeres, eres un instrumento de Dios, así que te animo a que sigas adelante con tu página, gracias a ti también hice buenas amigas en esta página que me dieron apoyo emocional cuando más sola me sentí.

  Finalmente quiero decir que en mi país Venezuela no hay una cultura de parto, que hay médicos que por querer cobrar más de una vez engañan como pasó conmigo, por eso  deben indagar bien y buscar una opinión profesional, hay pocas clínicas que respetan el parto natural, pero si las hay.  Y a las que han tenido cesare ay quieren parir les digo que si se puede.  NO HAY NADA IMPOSIBLE PARA DIOS, agradezco a Dios por darme la fe y las personas que puso en mi camino para traer a mi hijo por un parto respetado.  Sé cuándo sufre una mujer con una cesárea y cuando sufre pariendo, ambas experiencias las llevo en mi corazón y objetivamente puedo decir que mejor es parir si la vida de la madre y la del bebé no peligran, amo a mis dos hijos por igual, pero de haber tenido suficiente información no me habría dejado robar mi primer parto por esa doctora.  Sin embargo puedo decir que en ambas experiencias tuve la inmensa dicha de ser recompensada con mis niños, y cualquier sacrificio es poco para ver el inmenso regalo de la mirada tierna de tu hijo.

Lili Fagundez.