jueves, 27 de diciembre de 2012

El camino de regreso (destete a voluntad)

Esto lo escribí en Mayo del 2.011 y lo comparto hoy en este espacio:

Ha sido un viaje corto, mi nena de tres años y 6 meses, la que hasta casi los tres años no se despegaba de mi teta (bueno, las de ella…..jaja), a quien llevaba de bebé incluso hasta el baño conmigo, la que lactaba sobre mi regazo mientras yo comía, la que no me podía ver sentada porque enseguida venía a lo suyo, la que se daba paseadas por mis senos para chupetear un poco y luego seguir jugando y soñando. Pues ella mi nena hace unos meses sólo toma teta para dormir, y pocas veces si se hace daño, pero la necesidad de succión ha disminuido muchísimo. Son sentimientos encontrados para mí, ver a mi hija de tres años literalmente empezar el despegue, relacionándose abiertamente con nuestros familiares y amigos, contarle cosas a la gente, andar por la casa cantando (le fascina cantar) y que yo vaya perdiendo la exclusividad en su vida. Me da risa cuando recuerdo a quienes me decían que nunca la iba a despegar de mí, que iba a ser una malcriada (eso se heredará? Porque yo soy malcriada…jaja), tantas voces diciendo y al final sólo queda asentir con la cabeza como quien da la razón, ese es el precio para que nos dejaran tranquilas.

Pues, henos aquí en el viaje de regreso, y sin yo tomar para nada la iniciativa de destetarla, ella sola la va dejando, atrás quedaron hace tiempo sus despertares nocturnos buscando mi calor y compañía, ya no viene de paseo a la teta, a regalarme su sonrisa y sus hermosos ojos negros, tomando de una y acariciando la otra, por supuesto que me sigue necesitando, seguimos jugando juntas, haciéndonos cosquillas, durmiendo juntas (ayssssssssss cuando me pida su cuarto), aprendiendo juntas y viéndola crecer feliz, llena de vida, energía y lindos sentimientos.
Me siento triste por la culminación de una etapa, siempre he leído a las mamis q sus hijos toman la iniciativa del destete y dicen que es como un duelo, y vaya q tienen razón!!!!!!!!!!, pero a la vez feliz que sea ella quien tome la decisión de dejar la teta sólo para la hora de dormir, mientras yo seguiré junto a su padre (pieza fundamental en nuestra lactancia), siendo el pilar donde ella asirse cuando lo necesite y se que este tiempo de lactancia respetada nos unirá siempre, y a su edad, con tres añitos ya de seguro guardará hermosos recuerdos, porque para mí ha sido una etapa en momentos duras, pero con sus tiempos maravillosos, y saben mamis? Si se despegan, si tienen luego otros intereses, sólo es cuestión de ponernos en su piel, de mirar sus ojos, de tenerles paciencia, de guiarlos con amor, de ser padres empáticos, de respetar sus tiempos y necesidades sin halar de ellos para que crezcan, todos los niños sanos por muy demandantes que sean de bebés llegan al mismo lugar a su tiempo y a su hora, no a la hora que dicte el vecino, la suegra o el pediatra, que se los digo yo, la mami de una nena que podía quedarse hasta dos horas en la teta (en una oportunidad vimos una película en casa con ella lactando).
Poco se escribe sobre las posibles dificultades que puede llegar a tener de adulto aquel niño que ha sido privado de la necesidad de succión, en cambio se encuentra mucho material sobre como destetar al niño (no estoy en contra del destete, siempre y cuando se haga de manera respetuosa para el niño y esperar por lo menos los 2 años) y sobre como quitar el chupete (ese artilugio que el adulto da al bebé por comodidad y quita al niño “grande” por la misma razón).
La edad? hasta que la madre y el niño se sientan cómodos con la lactancia, esta es un acto de amor y como tal concierne a mamá, niño y padre, la fecha de culminarla ha de ser cuando la madre o el niño ya no quieran. Nada malo va pasar por dar lactancia prolongada, hay casos de niños amamantados de más de 6 años y son sanos, felices y sin ninguna patología como se cree a veces.
El vínculo que se crea es hermoso, y amamantar aparte de alimentarlos les proporciona el calor del cuerpo de mamá, cuando se caen o lastiman les sirve de consuelo en lugar del chupete, porque nunca un plástico podrá imitar lo que la naturaleza sabiamente le dió a la mujer.
Y de poder amamantar claro que se puede, que lo digo yo que luché contra Pediatras (mal informados lamentablemente, porque en la universidad les enseñan es a preparar biberones y nada de lactancia, dicho en ponencia por parte de los que se han informado más luego de terminar la carrera), te decía, me cambiaba de pediatra para no escucharlos que mi teta ya no la alimentaba, luché contra la familia y el entorno, leí mucho y me informé todo lo que pude, siempre apoyandome en mí esposo y mi circulo virtual de amorosas mamis. (gracias chicas lindas, sin ustedes a lo mejor no llegabamos hasta aquí.
Hay mucho desconocimiento sobre las necesidades más básicas de los niños y sí mucha gente opinando basada en la ignorancia y haciendo un círculo cada vez más grande de padres desinformados.
En fin Acunen a sus bebés, abracen a sus hijos y acompáñenlos en cada etapa, ayúdenlos con amor y paciencia, los frutos tardan, pero son más dulces.
Actualizando hoy 27/12/2.012 mi hija de 5 años toma teta sólo para dormir, es un rato hermoso donde me dice desde que huelo rico hasta lo mucho que me quiere....

La historia del destete de una mamá de la página y su hijito: Historia de lactancia
Otra historia de destete

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Conflictos familiares.



Los conflictos son inevitables en los grupos de seres humanos que conviven juntos. Y todavía más en el seno de una familia, que convive las veinticuatro horas del día, 365 días al año. Por lo tanto, hay que aprender a gestionar los conflictos, pues será muy útil para el resto de nuestra vida.
Igual que aprendemos a ir en bicicleta y a leer, también aprendemos a gestionar nuestros deseos y a negociar con quienes nos rodean. Nos formamos poquito a poco y cada fase del aprendizaje viene caracterizada por la etapa de desarrollo en la que nos encontramos. Así, es absurdo imaginar a un niño de 4 años llorando porque el IVA ha subido un uno por ciento o a un adulto con una rabieta porque se ha terminado el helado de chocolate. Bueno, quizá lo segundo no es tan improbable. El caso es que en cada etapa del crecimiento los niños tienen unas necesidades y unos deseos y cuentan con unas determinadas habilidades para gestionarlos. A los adultos nos interesa que en cada etapa aprendan lo necesario para poder afrontar la siguiente, como en cualquier proceso. De esta manera, debemos ver el conflicto como una oportunidad de aprendizaje, pero no sólo eso, puesto que los conflictos son imprescindibles para crecer como personas. Afortunadamente son inevitables: es imposible que dos personas distintas quieran siempre lo mismo de una forma complementaria. Por eso es tan importante saber defender las ideas propias y negociar. Hay todo un camino de aprendizaje que va desde el bebé que estira el brazo y pone el cuerpo rígido para pedir que le den algo (el sonajero, las llaves, el móvil) hasta el joven que opta por tomar sus propias decisiones o el adulto dialogante, aquel que siempre intenta encontrar una
solución satisfactoria para todos, aquel que no teme enfrentarse a sus jefes o a su pareja para defender lo que piensa que es correcto. Y ese camino empieza en casa, en el hogar. Quizá lo
que pida su hijo no sea lo correcto, pero en lugar de «sofocar» ese deseo es mejor explicarle lo que se espera de él o darle alternativas de comportamiento. Porque siempre va a haber un momento en que un niño tenga una idea propia, la primera idea propia, y aunque sea errónea va a
defenderla a capa y espada hasta que no entienda por qué no se le deja llevar a cabo «su idea», «su deseo». Y ese es el origen de muchas rabietas y problemas de convivencia en el seno del hogar. Pero hemos de verlo como una oportunidad para educar al niño que de otra forma no se
daría, o como una ocasión para que el niño aprenda a negociar, o para que sepa defender de una forma correcta sus ideas. Una vez que entendemos que los conflictos no los crea el niño por gusto, sino que son una parte imprescindible de su crecimiento, estamos en situación de poder actuar de una forma más positiva.
Rosa Jové, Psicóloga.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

ESPEJOS DEL ADULTO Y DE LA SOCIEDAD



Enorme cantidad de propuestas, guías y movimientos espirituales, lecturas de autoayuda, cursos, conceptos revolucionarios aparecen día tras día con la intención de calmar la inquietud del alma, los interrogantes vitales, y brindar respuestas. Si bien muchas personas van logrando integrar sabiamente en sus vidas y relaciones lo que descubren, lo cierto es que a la mayoría le cuesta vibrar autentica y coherentemente, armónica y equilibradamente.
La sociedad continúa mostrando caos, desorden moral falta de dirección y sentido.
Los chicos reflejan claramente lo que sucede en el mundo adulto.
Lo más probable es que si su ambiente vibra en armonía, si busca conscientemente integrar las necesidades espirituales a la realidad cotidiana, si se enfoca en crecer y aprender, discernir, integrar inteligentemente las emociones y evolucionar, encontremos niños que reflejan esas actitudes y las aplican en su vida diaria.
Si por el contrario el entorno es conflictivo, los chicos surgen como emergentes de los problemas que los rodean.
Los niños son verdaderas esponjas ya que absorben la energía que los rodea y alimenta, especialmente de su entorno. Muchas veces una forma de liberarse de ella es a través de la acción. Así es que nos encontramos con niños agresivos, hiperactivos y desatentos.
Los síntomas hoy tan frecuentes (problemas de atención, hiperactividad, agresividad, trastornos psicosomáticos, dislexias, rebeldía, aislamiento, desinterés adicciones, etc.) son tan solo los semáforos rojos que nos indican lo que, en el mundo adulto está funcionando mal.
¿No están los chicos reflejando nuestras propias actitudes?
Pues, convengamos que el estilo de vida, el ritmo cotidiano que llevamos, que hemos elegido o que nos han empujado a elegir, posee ampliamente estas características.
Cabe reflexionar: ¿No somos acaso una sociedad hiperquinética? ¿Una familia que entra, sale, se mueve todo el tiempo y verdaderamente se comunica poco? ¿Cuántas veces nos encontramos revisando la tarea que hicieron nuestros hijos en el colegio con un ojo con el ojo chequeando que no se queme la comida con una mano doblando la ropa y con la otra levantando el tubo del teléfono? ¿No estamos siendo para nuestros niños un verdadero modelo de hiperquinesia y desatención? ¿O atención enfocada pobremente y saltando de una cuestión a otra sin profundizar y detenerse?
¿Puede el adulto –con autoridad- exigir de los chicos actitudes de atención, concentración, de quietud y conexión verdadera?

(Gabriela Béduchaud)

lunes, 3 de diciembre de 2012

EN PRIMERA PERSONA (II)



“…Siempre sentí que con los niños había una atracción mutua y hoy siento una gran alegría de poder estar junto a ellos en mi labor diaria. Mientras los ayudo a descubrir sus talentos me voy conociendo a mí mismo.
¿Se dieron cuenta de lo que pasa cuando aparece un bebé? Es sorprendente observar cómo se modifica el ambiente con su sola presencia. Es increíble descubrir que un ser totalmente dependiente que no puede hablar ni trasladarse por sí mismo tenga tanto poder. Cuando nos acercamos a él enseguida comenzamos a sonreír, a hacer caritas, a despertar nuestro niño interno. Su pureza y su luz tan a flor de piel nos enciende el corazón con solo cruzarnos una mirada.
Después de tantos años de trabajar con padres e hijos me llego el momento a mí. Hace dos años y medio nació la que es, hasta ahora, mi única hija y el aprendizaje no para. Ahora llevo el espejo frente a mí veinticuatro horas al día, los trescientos sesenta y cinco días del año.
Papito no me tres el agüita que me siento mal. (¿Acaso necesito que me duela algo para no sentir culpa al pedir un favor?)
- Papito, No te vayas, no me dejes solita. (¿Tendré miedo de que me abandonen?)
Es cierto, mi hija me espeja, me encandila con su luz justo en las zonas más sombrías de mi existencia. Ella me invita a crecer, a madurar, a sanar mi historia con solo prestar atención a lo que me está mostrando.
La llegada de mi hija me movilizó ya desde la gestación. Cuando mi mujer quedó embarazada ambos estábamos convencidos de que esperábamos un varón, pero el resultado de la ecografía del quinto mes confirmó que sería una nena.
Dos días después mi esposa me preguntó si me daba cuenta de cómo había cambiado mi actitud y la manera de relacionarme con su panza desde el momento en que nos enteramos que sería una nena.
¿Te diste cuenta como besas la panza? ¿Te fijaste como le hablas? Te siento más dulce, más relajado.
Es cierto, hasta ese entonces no me había dado cuenta cuan presionado me sentía ante la llegada de un varón. Era llamativa la diferencia. ¿Una relación conflictiva con mi padre tal vez? Mi hija ya me confrontaba con mi historia y ni siquiera había nacido.
Hace unos días legue a la casa muy preocupado. Mi hija me abrazó fuerte y no quería despegarse de mí.
Yo quería disimular mi estado de ánimo, me senté en el suelo y comencé a jugar con ella hasta que me dijo:
Papito, te escucho el corazón!
Cómo ocultarle algo a un ser tan sensible tan receptivo, tan despierto.
Ella me presta sus ojos para que vea el mundo a través de ella, con más colores, con una nueva esperanza...”

(Eduardo Melamud)