Tardé mucho en aprender a preguntar si se aceptan niños a los sitios a los que voy, así como tardé mucho en perder el pudor de sacarme la teta impunemente en todas partes para amamantar a mi hija que ya es mayorcita. Si lo hubiese aprendido antes me hubiese ahorrado algunos malos ratos o rechazos innecesarios.
Pero acá estoy hoy, dispuesta a preguntarlo. En caso de ser negativa la respuesta o de un simple "pero", replicar "donde no es bienvenida mi hija, no entro yo" y sonreír.
Lo digo porque es bastante común que las madres dejemos a nuestros bebés en brazos de terceros para poder hacer ciertas cosas como asistir a clases, dar clases, vender publicidad, asistir a seminarios y conferencias. Lo digo sin juzgar a nadie, sabemos que es un asunto cultural o de leyes sociales tácitas.
Ya me han dicho antes que debo buscar quien cuide a mi hija para salir a vender mi proyecto porque está mal visto que ande con ella encima y atienda sus necesidades delante de un cliente o me va a restar energía y tiempo para vender, o que si la llevo conmigo a los seminarios sobre ventas no voy a prestar suficiente atención. Y la cumbre fue aquella señora que me iba a alquilar un espacio para dictar talleres sobre preparación para el nacimiento, quien me dijo que no podría tener a mi hija conmigo porque iba a estorbar en las clases. Sin hablar de la cantidad de veces que me han preguntado cuándo la voy a meter en una guardería.
Para mi suerte, aunque en ese momento no lo pensara así, muy pocas veces he conseguido quien me la cuide. Claro que sí cansa más salir con ella, claro que sí me resta energía y tiempo para otras cosas, pero es mi responsabilidad y fue mi decisión. Fui yo la adulta que deseó traerla al mundo, fui yo la adulta que hizo el amor y pensó en su llegada. ¿Por qué, sabiendo que su necesidad biológica natural es estar conmigo, voy a hacer que ella pague las consecuencias?, ¿por qué tenemos que quitarle el lugar a nuestros hijos para cumplir con otros?. ¿En qué momento se decidió que hacer las cosas con los muchachos encima era mal visto o era una esclavitud?.
Y veo tan pocos los ejemplos de la posibilidad de andar con los hijos y ser profesional. Es como si se pretendiese que la maternidad sea un traje que se quita y se pone según la ocasión y correcto comportamiento.
La psicóloga Leslie Power Labbe da conferencias en universidades chilenas y viaja por todo su país con sus "guaguas" encima. Los doulas Janeth Ivimas y Elvis Canino dan talleres con su hija de acompañante. Jenny Soto va clases con sus hijas.
Quisiera que llegase el día en que fuese natural que las mamás no dejasen de ser madres para ser profesionales. Quisiera que un día sea aceptado que las mamás funcionamos "a medias" y que nuestras crías merecen que su lugar en nuestras vidas sea respetado. Quisiera que llegase el día en que hubiese más empatía hacia la maternidad, que escuchemos menos "vas a tener que buscar quien te la cuide mientras tanto", y escuchemos más "trae a tu chamo que entre todos te ayudamos". Quisiera ver el día en que los clientes se sorprendan menos y se alegren más por ver a las vendedoras y trabajadoras cargando a sus hijos.
Louisiana Panagua
¡Completamente de acuerdo! Y lo peor es que llegan momentos en que hasta a uno le cuesta creer que sí se puede de tan sumergidos que estamos en toda esta serie de "reglas de urbanidad" que debemos cumplir y en la que los niños representan un estorbo. Cuesta no hacer caso al ojo crítico, cuesta no escuchar esas palabras llenas de adultocentrismo y desapego, cuesta creerse profesional con un bebé pidiendo amamantar en medio de una junta de trabajo. Cuesta más cuando las opiniones en contra empiezan desde la familia. Ojalá poco a poco se inicie ese cambio de cultura y se le empiece a dar su lugar a la maternidad como le corresponde, definitivamente personas como Leslie Power nos sirven de motivación.
ResponderEliminarGracias Gracias, Luciana. Completamente de acuerdo contigo y Bendecida de poder llevarlo también a la practica. Mantener la acción y el ejemplo es la grueso de la labor. Dios les Bendiga a ti, a tu peque, al vínculo amoroso que construyes y a su salud psico-emocional. Abrazo Materno!
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