martes, 11 de agosto de 2015

Mi vida sin mis hijos.

Hoy me he despertado sobresaltado a las cinco menos diez.
He visto medio en sombras las siluetas de mis hijos cada uno en su cama. Pero al ir a tocarlos, me he dado cuenta que no estaban, que sólo eran sus colchas, con las que se empiezan a tapar este mes de agosto por las noches, cuando parece "refrescar" (si, mis hijos son frioleros, jajajaja).
Creía que estaban conmigo esta noche, pero no, estaban pasando su último día en casa de su madre.
Me levanté de la cama y vi el resto de la casa. Sin ellos.
Y me di cuenta de lo poco que he aprovechado el tiempo cuando ellos no han estado.
Me he dado cuenta que he dejado de cocinar "solo para mi".
Me he dado cuenta que apenas he limpiado nuestra casa durante todos estos días.
Me he dado cuenta de que me he limitado a ver pasar el tiempo mientras llegaba la hora y el día de volver a recogerles.
Me he dado cuenta que no soy capaz de vivir sin ellos.
Me he dado cuenta que mi vida tiene poco sentido sino va encaminada por y hacia ellos.
No me malinterpretéis. Me alegro que estén con su madre. Después de un montón de años de hacer las cosas rematadamente mal, me alegro que por lo menos no sigamos mirando hacia atrás y regodeándonos en el rencor y en la frustración de épocas pasadas, y que mis hijos puedan disfrutar de su madre de una manera "normal" (todo lo normal que los hijos pueden vivir la relación con sus padres cuando éstos están separados).
Pero me he dado cuenta de que pese a todo lo que me quejo, pese al trabajo que supone criar a dos hijos en circunstancias un tanto especiales, no sólo merece la pena y mucho el intentar acompañarles en sus vidas las 24h del día, sino que llega a convertirse en el "leit motiv" de mi vida, hasta tal punto que no se "vivir sin mis hijos".....
Añoro pasar más tiempo a solas y dedicarme de vez en cuando a mi mismo.
Añoro no tener una pareja a mi lado con la que compartir algo más que conversaciones y temas sobre niños.
Pero también añoro todo el tiempo, cada segundo, que no paso con mis hijos, porque he dejado de saber en que invertir mi tiempo cuando ellos no están.
Por suerte, quedan pocas horas para recogerles y poder irnos de vacaciones.
Y ver amanecer y empezar cada nuevo día, intentando olvidar el anterior y siguiendo buscando la manera de convertir ese nuevo día en el día más especial de sus vidas.
Me encanta cuando sin preguntarles, mi hijo me dice al final del día, "hoy me lo he pasado genial". Me llena de orgullo y satisfacción.
Eso es ahora mismo lo que echo de menos.

El poder decir yo también "hoy me lo he pasado genial".......
Victor, padre de dos soles.

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