Muchos padres “amargan” la niñez de sus hijos y la tranquilidad hogareña con el afàn de conservar siempre su casa, en perfecto estado de orden y limpieza. Lo cierto es que donde hay niños pequeños que estén creciendo en Libertad y explorando es prácticamente imposible mantener el orden y la limpieza para que nuestra casa sea “Una tacita de plata”. El dìa a dìa se convertira en una batalla campal de nunca acabar, que terminarà justo cuando nuestro hijo sea lo suficientemente grande o sus manos hayan adquirido la habilidad de no resbalar un vaso sobre la alfombra recién comprada o dejar caer comida sobre el suelo que se acaba de limpiar y donde nos estábamos mirando orgullosos nuestro rostro reflejado de lo pulcro que habìa quedado , hasta que unas pequeñas manos en su afàn de practicar comer solo, manchò o ensucio nuestro trabajo de limpieza recièn culminado con tanto esfuerzo.
No estoy diciendo que nuestra casa debe parecer un caos mezcla de mugre y desorden, pero si debemos ser lo suficiente pacientes y tolerantes para “soportar”? que nuestro hijo està aprendiendo en el dìa a dìa, y para ello necesita explorar, practicar con sus manitos a través del largo pasillo de casa el equilibrio que supone perseguir a mamà con su plato de comida y que se le resbale en el intento. O que juegue y mantenga un “estricto orden” con sus juguetes. La educación se debe dar de acuerdo a la edad del niño, siempre con paciencia y amor, igual llegaremos a la meta, pero todos màs felices y menos frustrados.
Si en nuestras casas hay niños pequeños, no pretendamos mantenerla como si sòlo habitan adultos en ella, ellos “pertenecen” a la familia y tienen derecho a disfrutar el hogar tanto como nosotros.
Una taza de plata se adquiere en cualquier tienda especializada, un hogar es producto del dìa a dìa, del amor sembrado y regado en el a diario, de la comprensión y aceptación entre sus miembros. Ah! y de los besitos con sabor a comida que quedan plasmados en nuestras mejillas.
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